jueves, 27 de mayo de 2010

FETO


El feto es un vertebrado vivíparo en desarrollo, el cual transcurre desde el momento en que se ha completado la etapa embrionaria hasta antes de que se produzca el nacimiento. Durante la vida fetal no se forman órganos o tejidos nuevos, sino que se produce la maduración de los ya existentes.

En la especie humana

Para ampliar la información sobre el desarrollo fetal, véase Desarrollo prenatal#Desarrollo_fetal.

En esta etapa ya el feto ha pasado la etapa embrionaria, de formación de nuevos órganos y sistemas, y pasa a fortalecerlos, progresando en su crecimiento y desarrollo como ser humano. Las células madre que en la etapa embrionaria se dividieron en 3 capas, comienzan el proceso de creación de la masa encefálica, el corazón y los pulmones, también se van formando las cavidades auditivas, para finalmente formar las extremidades y los músculos y órganos restantes.

Sistema circulatorio

El sistema circulatorio del feto humano funciona de manera distinta del de un humano nacido, principalmente debido a que los pulmones no se utilizan. El feto obtiene oxígeno y nutrientes de su madre a través de la placenta y el cordón umbilical. Además en el corazón la aurícula izquierda y la derecha se encuentran comunicadas.

Diagrama del sistema circulatorio de un feto humano.

El sistema circulatorio de un feto humano late diferencialmente al de los humanos nacidos, principalmente porque los pulmones no son funcionales: el feto obtiene oxígeno y demás nutrientes de la madre por la placenta y el cordón umbilical.[1]

La sangre de la placenta es llevada al feto por la vena umbilical. Cerca de la mitad entra por el ductus venosus fetal, y a la vena cava inferior, mientras la otra mitad entra al propio hígado desde su borde inferior. La rama de la vena umbilical que alimenta el lóbulo derecho del hígado, primero se junta con la vena portal hepática. La sangre luego se mueve al lado derecho del corazón. En el feto, hay una abertura entre las aurículas derecha e izquierda (el foramen oval), y mucha de la sangre fluye de la aurícula derecha a la izquierda, un bypass de circulación pulmonar. La mayoría de la sangre fluye al interior del ventrículo izquierdo de donde es bombeado a través de la aorta al cuerpo. Alguna de esta sangre va de la aorta a las arterias ilíacas internas y a las arterias umbilicales, y retorna a la placenta, donde el dióxido de carbono y otros productos de desecho del feto se expulsan al torrente sanguíneo de la mujer.[1]

Algo de la sangre de la aurícula derecha no entra a la izquierda, pero lo hace al ventrículo der. y es bombeado a la arteria pulmonar. En el feto, hay una especial conexión entre la arteria pulmonar y la aorta, llamado el ductus arteriosus, que direcciona mucha de esta sangre fuera de los pulmones (que no están siendo usados para respirar, ya que el feto está suspendido en fluido amniótico).[1]

Desarrollo postnatal

Con su primer respiro al nacer, el sistema cambia repentinamente. La resistencia pulmonar dramáticamente se reduce. Más sangre se mueve de la aurícula derecha hacia el ventrículo derecho y dentro de las arterias pulmonares, y menos fluirá a través del foramen oval a la aurícula izquierda. La sangre de los pulmones pasa a través de las venas pulmonares a la aurícula izquierda, incrementando la presión allí. La presión disminuída en la aurícula derecha, y la incrementada en la izquierda, empuja hacia el septum primum contra el septum secundum, cerrando el foramen oval, que ahora se convierte en fosa oval. Esto completa la separación del sistema circulatorio en dos mitades: la derecha y la izquierda.

El ducto arterial normalmente se cierra dentro del día uno a dos de nacido, dejando atrás el ligamento arterial. La vena umbilical y el ducto venoso se cierran en dos a cinco días post-parto, dejando detrás el ligamento redondo uterino y el ligamento venoso del hígado, respectivamente.